El Profesorado y Licenciatura en Educación Inicial de la Facultad de Ciencias Humanas implementó como parte de la formación docente, a partir de 2004, prácticas pedagógicas pre-profesionales en contextos no escolarizados.
Esta innovación se dio a partir del reconocimiento de la existencia de otros espacios - Comedores, Centros de atención a la Infancia, Bibliotecas, Ludotecas, Hogares, etc., donde se realizan actividades educativas, no siempre a cargo de Profesionales de la Educación Inicial y que muchas veces tienen como destinatarios niños vulnerables, en “situación de riesgo”.(Ros, N. y otros: 2010). Actualmente, esta experiencia formativa resulta en consonancia con la Ley de Educación Nacional 26 206, que reconoce la existencia de otros espacios de aprendizaje para niños en diferentes instituciones no siempre vinculadas a lo estatal.
La misma se efectiviza a través de las denominadas prácticas de aprendizaje en servicio, entendiéndoselas como el “servicio solidario desarrollado por los estudiantes, destinado a cubrir necesidades reales de una comunidad, planificado institucionalmente en forma integrada con el curriculum, en función del aprendizaje de los estudiantes.”
Esta innovación se lleva adelante, por un lado, curricularmente, en la materia Prácticas en el Nivel Inicial II, Acompañamiento, dictada en el tercer año del Profesorado de Educación Inicial. Por otro, a través de Proyectos de extensión y transferencia, desde donde algunos docentes, alumnos y graduados vienen trabajando desde 2004 con diversas instituciones no escolarizadas y actualmente bajo la propuesta denominada “Infancias en juego. Prácticas socio-educativas en contextos de vulnerabilidad social”. El mismo apunta a realizar prácticas específicas referenciadas a necesidades lúdico-educativas en contextos de vulnerabilidad social detectadas en dos Hogares convivenciales, para niños desde 2 meses a 10 años, de la ciudad de Tandil.
Coincidimos con Perla Zelmanovich (2007) en que la ampliación de los espacios escolares y comunitarios para realizar prácticas pre-profesionales, busca favorecer la diversidad de experiencias. La tarea de enseñar requiere respuestas particulares a situaciones específicas difíciles de modelizar o de resolver desde afuera.
Este tipo de prácticas han generado cambios que involucran a docentes, a alumnos y a miembros de la comunidad, consideramos que las mismas apuntan a brindar la posibilidad de llegar a constituir una experiencia formativa, en el sentido que lo toma Contreras, como “algo que nos afecta, que nos implica subjetivamente, que nos transforma.” Ciertamente, como se argumenta, la currícula cambia en la medida que se modifican las reglas sobre las que se constituye; al variar los principios y los procedimientos que rigen la selección del conocimiento considerado como válido, también varían las formas de su transmisión, los mecanismos y criterios para su valoración, tanto académica como social. En este sentido, los cambios vertiginosos que afectan a toda la sociedad y el proceso de transformación en marcha en nuestro país requieren la presencia de recursos humanos con sólida formación docente para el desempeño de un nuevo rol profesional, que considere las demandas internas y externas a la Universidad.
Este trabajo se propone explicitar algunas características y condiciones en las que se desarrollan estas prácticas como experiencias formativas transformadoras, ya que se considera que las mismas son constituyentes de la identidad docente de los sujetos en formación.
Fil: Ros, Nora. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Argentina
Fil: Lora, Adriana. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Argentina
Fil: Carpinacci, Graciela. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Argentina